He pensado tanto en el suicidio...
sé que vivo infiel a mi maridaje con la muerte.
- sigo aún con vida -
He pensado en mil formas de acabar con el suplicio
de vivir,
de sentir,
he batallado con mi condición de mujer.
He buscado mil formas de sellar mi entrepierna,
de mutilar mis senos.
Cada segundo me encamina a la demencia.
He creado un discurso bien planificado...
con palabras sin intención de reproche
dictadas ahora por mi garganta,
mi garganta siempre temblorosa y traicionera,
He planificado mi suicidio
mientras irradiaba una luz sobre el escritorio...
con un revólver en la mano menos hábil
y en el corazón la cobardía de existir
sabiendo que nada esta perdido.
Hoy he tropezado con mi alma,
pienso más en el suicidio,
cohabito con su sombra
y desde mis liadas diatribas
le creo himnos de alabanza
y frases trilladas.
Colores
Solo podré ser yo
cuando destierren los reglamentos
de la libertad.
Cuando el mundo
deje de ser rojo
y mis paredes blancas
puedan desgastarse con el color del tiempo.
El charco carmín
de mi vereda
no es un veneno expandido
es mi tristeza humectando el polvo.
Es mi furia
pregonando que no soy más violeta
que soy violenta
que estoy con vida.
Las chicas de la esquina
Las chicas de la esquina
viven felices
en su universo de fantasía
constituido por 10 cuadras,
su avenida principal
es la calle que da al mercado.
Al caer la noche chismosean con sus amigas
debaten sobre las relaciones sociales del barrio
intercambian filosofías del maquillaje.
Los vagos de la cuadra las pretenden,
ellas se sienten muy superiores
para aceptarlos
pues se creen mujeres de mundo
e intelectuales, después de leer a Coelho.
Yo observé su insignificancia desde mi ventana,
Terminaba con el orgullo y prejuicio de Jean Austen
-mundo no has cambiado-
Todavía se puede escribir sobre mujeres
que a cierta edad
se siguen desesperando por tener marido,
buscan al mejor candidato,
uno al que puedan dominar desde su simpleza.
Comparé a las Bennet con las chicas de la esquina
-fatal contraste-
Igual la segunda sigue siendo la más bella,
lástima que sea la más tonta,
de no ser así sería la prefecta Isabel
una damisela hermosa y llena de astucia.
En algún tiempo quise colarme en su mundo,
por poco y me asfixio en tanta tontera,
media semana me duró el reto
tenían buenos libros en la cabeza
les servían para modelar su postura.
Agradecí a la razón salvarme de ese desafío
mi inconformidad me abre los ojos al verdadero mundo
pero a veces la vida es más fácil cuando sabes nada
cuando ignoras el más allá de tus pestañas rizadas
la vida gira sobre risas
y la muerte-la pobreza-la hipocresía-el dolor-la soledad
son solo palabras desconocidas.
Déjame en ese rincón...
Si te dejo
prométeme que romperás
el espejo más grande de la habitación.
Que pintarás tu cabello del tono más escandaloso
o que te cortarás las venas y
escribirás mi nombre con tu sangre.
Prométeme que serás patética.
No, no leas novelas de amor...
No llores...
No me olvides...
menos me recuerdes,
déjame en ese rincón...
Existencia (1)
Cómo puedo escribir una historia
(mi verdadera historia)
que no abarque más de cuatro paredes
que gire en torno al diminuto espacio del pensamiento
que es extenso y a la vez estrecho.
Cómo moldear mis adjetivos sobre un piso invisible
Cómo desnudar cada palabra intangible,
sin sentir culpa de haber violado ciertas normas.
Cómo vivir partiendo desde el angosto pasaje de la muerte,
con la medianoche catapultando mis palabras
envolviendo cada fracción mía en un acta de defunción.
Cómo podría contar lo que he vivido,
mis batallas con el delirio...
Simulando alegrías frente a mi propia destrucción.
Cómo podría contar lo que no he vivido...
Podría alterar mi realidad,
poseo el don del eufemismo,
decir que fui feliz,
que mis mañanas corrían al ritmo de un violín,
sin tardes tormentosas,
con las noches recostada en las sábanas del cielo,
entregada a la armónica creación de la palabra.
Podría mentir y decir que tuve vida.
© María Rumaja